En su afán por adaptarse a la nueva realidad, las compañías deben regular el control de acceso a los centros de trabajo en tiempos de COVID-19 mediante sistemas de detección de temperatura corporal de forma automatizada, desatendida y sin necesidad de contacto físico alguno.
Este sistema se integra en una completa plataforma centralizada de Inteligencia Artificial (SAB) que permite gestionar la identificación de personas pre-registradas (clientes/empleados), el control de accesos, la gestión de colas y aforo, el conteo de personas, la detección de mascarillas o los flujos de movimiento.
Cada uno de estos procesos requieren la administración de flujos de datos complejos sin que se produzcan infracciones de seguridad. Para ello se utiliza la plataforma SAB (Situational Awareness Builder) que actualmente administra los datos de más de 238 millones de ciudadanos en diferentes países.
En estos proyectos de Smart Cities se digitalizan ciudades de hasta 600.000 personas, para lo que resulta necesario combinar y manejar flujos de datos complejos.